En una entrevista con esta agencia, Marcos Aguinis advirtió que Argentina no pudo adquirir una democracia basada en una mejor calidad institucional, sino “todo lo contrario” y agregó que esta situación es producto de “la complicidad de casi toda la sociedad argentina sobre la falta de valores de las instituciones que son la base de una república democrática”.
El intelectual, justificó el panorama en la “decadencia que comenzó en 1930 con la seguidilla de golpes de estado militares y constantes ataques a la seguridad jurídica por parte de la gran mayoría de los gobiernos” y consideró que por ello “aquí las cosas buenas no son perdurables”.
En un recorrido por estos 25 años de democracia ininterrumpida, Aguinis, quien se desempeñó como Secretario de Cultura del Gobierno de Raúl Alfonsín, hizo un análisis sobre los diferentes gobiernos y lo que cada uno ha dejado tras su gestión.
De esta manera, responsabilizó al líder radical por el debilitamiento institucional y dijo: “le faltó decisión para intervenir las provincias que emitían dinero con el nombre de bonos, no les inició juicio a los dirigentes sindicales por enriquecimiento ilícito, no fue lo suficientemente libre con las revueltas militares y se equivocó al permitir que  Vicente Saadi digitara el sistema de nombramiento de jueces”.
Según el autor de “La gesta del marrano” (entre otros), Carlos Menem fue un típico presidente populista que aumentó el gasto público para acumular su propio poder personal. “No era un presidente liberal, ya que transfirió el monopolio estatal al monopolio privado, sin ningún tipo de control”, aseveró.
En ese orden destacó: “La Alianza fue una frustración porque surgió con carácter meramente electoral y el gobierno cayó porque Carlos Chacho Álvarez cometió un grave acto de irresponsabilidad al renunciar y Fernando de La Rúa demostró ser un excelente senador, pero carecía de capacidad de liderazgo”.
Finalmente se refirió a Néstor Kirchner y lo calificó como “un hombre acostumbrado a gobernar solo y su objetivo es conseguir poder para tener más poder”. De esa manera finalizó diciendo que  “coloca todos los huevos en una sola canasta, que es la canasta del poder”, lo cual se convierte en una actitud muy peligrosa”.
Aguinis, sin embargo se mostró favorable en la aspiración de encontrar una solución al panorama por él descripto y dijo: “Es preciso un cambio desde arriba y desde abajo para lograr la recuperación institucional, basado en el compromiso, el trabajo, el respeto y el esfuerzo”.
En relación a los valores, Aguinis reiteró la problemática del “deterioro de los valores fundamentales de una sociedad democrática” y expresó que “la cultura del trabajo, del esfuerzo y de la decencia que se pregonaban desde la creación de la Nación hasta los años 30, fueron reemplazadas por la cultura de la mendicidad, el facilismo y la corrupción”.
Por otra parte, explicó que “la Argentina decayó en épocas en las cuales no se justificaba una decadencia” y al respecto tomó como ejemplo las habituales tomas de los colegios por parte de los estudiantes que según Aguinis “son un delito de acuerdo a la ley” y “en lugar de que los padres les expliquen a los chicos que no es legal tomar la escuela, le llevan alimentos y bebidas para acompañarlos en la actitud”. En ese sentido señaló que “hoy no se distinguen jerarquías, no hay respeto por la autoridad del maestro, del policía o de los mayores” y opinó que “la anomia se apoderó del tejido social”.
En diálogo con AJN el autor agregó que “no habrá nunca una democracia de calidad si primero no se logra un profundo respeto y cumplimiento de las normas” y afirmó que si bien en los primeros años de recuperación democrática surgió un gran entusiasmo con fuertes ideales, “no hubo conciencia de que las cosas no se completaban sin fortalecer las instituciones”.

PDR-SJS